Obra del dramaturgo Agustín Busefi
Somos todos víctimas de las bestias agazapadas
en las cuevas del odio y la mentira.
Hombres cuervos al acecho de las débiles,
criaturas indefensas. Son aquellos que han
enrejado sus torpes almas y viven, sin saberlo,
prisioneros de sí mismos.
Han corrompido con la pobreza, los vicios y las enfermedades.
Agitan la descomposición para que nazcan
los niños del abandono.
Lo que quieren es matar la especie humana. Si se acaban las balas
usarán las armas bacteriológicas que llevan escondidas
en sus almas deshilachadas.
Mientras
una parte de la sociedad luciendo el maquillaje de la nada
estúpidamente coquetea con el éxito y la fama.
Una sociedad cómplice que vive sin comprender,
que el amor, exhausto,
muere
como un anciano enfermo
como un barco sin puerto
como un avión en llamas
y por unos y por otros, seremos todos águilas apestadas que nunca
podremos pronunciar el Fiat Lux, el … ¡hágase la luz!